El Parque Güell es un enorme jardín con peculiares elementos arquitectónicos realizados por el singular arquitecto Antonio Gaudí. El parque debe su nombre a Eusebi Güell, un rico empresario apasionado por las obras de Gaudí que actuó como su principal mecenas. Aunque la idea principal era la construcción de un conjunto residencial de lujo, con el paso de los años esta idea fue abandonada y en su lugar se construyó un parque digno del escenario de un cuento.
El parque fue inaugurado en 1922 y desde entonces se ha convertido en uno de los principales lugares de interés turístico de la ciudad. En 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
¿Qué tiene de especial?
Con una extensión de más de 17 hectáreas, el Parque Güell está cubierto por formas onduladas, columnas con aspecto de árboles, figuras de animales y formas geométricas. La mayor parte de las superficies están decoradas con mosaicos realizados con trocitos de cerámica de colores.
El arquitecto, inspirado en las formas de la naturaleza, dotó al parque de una impresionante creación ornamental en la que no existen la rigidez ni el clasicismo. Todas las sinuosas y coloridas formas de los elementos del parque poseen un importante simbolismo, tanto político como religioso.
El artista aprovechó el desnivel de 60 metros de la montaña para crear un camino de elevación espiritual, en cuya cima planeaba construir una capilla que finalmente fue sustituida por el Monumento al Calvario, un promontorio situado en la parte más alta del parque desde el que se obtienen las mejores vistas de la ciudad.
El punto central del parque es una gran plaza en la que se encuentra un enorme banco de 110 metros de longitud, con apariencia de serpiente recubierta por pequeñas piezas de cerámica.
En el recinto del parque se encuentra la Casa Museo Gaudí, en la que residió el arquitecto entre 1906 y 1925, donde en la actualidad se expone una colección de obras del arquitecto - sinceramente, no muy interesante -.
Junto a la entrada principal del parque se encuentran dos casitas que parecen sacadas de un cuento de hadas. Una de ellas funciona como tienda mientras que la otra, la Casa del Guarda, alberga exposiciones audiovisuales sobre el pasado del parque.
Imprescindible
El Parque Güell es un lugar mágico y peculiar que siempre sorprende a sus visitantes. Una visita a Barcelona nunca estaría completa sin un paseo por el Parque Güell.
La entrada a la zona monumental es de pago y se forman grandes colas (entran 400 personas cada media hora), por lo que no es mala idea comprar la entrada por internet sin colas y obteniendo un pequeño descuento.
(Civitatis Barcelona)
El parque fue inaugurado en 1922 y desde entonces se ha convertido en uno de los principales lugares de interés turístico de la ciudad. En 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
¿Qué tiene de especial?
Con una extensión de más de 17 hectáreas, el Parque Güell está cubierto por formas onduladas, columnas con aspecto de árboles, figuras de animales y formas geométricas. La mayor parte de las superficies están decoradas con mosaicos realizados con trocitos de cerámica de colores.
El arquitecto, inspirado en las formas de la naturaleza, dotó al parque de una impresionante creación ornamental en la que no existen la rigidez ni el clasicismo. Todas las sinuosas y coloridas formas de los elementos del parque poseen un importante simbolismo, tanto político como religioso.
El artista aprovechó el desnivel de 60 metros de la montaña para crear un camino de elevación espiritual, en cuya cima planeaba construir una capilla que finalmente fue sustituida por el Monumento al Calvario, un promontorio situado en la parte más alta del parque desde el que se obtienen las mejores vistas de la ciudad.
El punto central del parque es una gran plaza en la que se encuentra un enorme banco de 110 metros de longitud, con apariencia de serpiente recubierta por pequeñas piezas de cerámica.
En el recinto del parque se encuentra la Casa Museo Gaudí, en la que residió el arquitecto entre 1906 y 1925, donde en la actualidad se expone una colección de obras del arquitecto - sinceramente, no muy interesante -.
Junto a la entrada principal del parque se encuentran dos casitas que parecen sacadas de un cuento de hadas. Una de ellas funciona como tienda mientras que la otra, la Casa del Guarda, alberga exposiciones audiovisuales sobre el pasado del parque.
Imprescindible
El Parque Güell es un lugar mágico y peculiar que siempre sorprende a sus visitantes. Una visita a Barcelona nunca estaría completa sin un paseo por el Parque Güell.
La entrada a la zona monumental es de pago y se forman grandes colas (entran 400 personas cada media hora), por lo que no es mala idea comprar la entrada por internet sin colas y obteniendo un pequeño descuento.
(Civitatis Barcelona)