En esta época, la sal era tan valiosa que servía como moneda de cambio. Las salinas estuvieron en activo hasta mediados del siglo XX y todavía se conservan las eras, los tanques y la casa que servía como administración, datada en el siglo XVIII.
El pueblo actual mantiene parte de su trama medieval, precedida de la extensa plaza Nueva que hace de mirador sobre la comarca. El casco antiguo, envuelto por lienzos de la muralla, tiene acceso por varias puertas, y encierra algunas bonitas casas blasonadas y un soberbio templo parroquial, con un retablo barroco.
En la parte baja del pueblo, el llamado arrabal de San Blas conserva un conjunto de fuentes, abrevaderos y lavaderos de época medieval.
Presidiendo el conjunto, encaramado en lo alto de un espectacular macizo rocoso, se asienta el castillo de Rojas, que mantiene parte de sus torres y murallas, accesibles por unas escaleras talladas en la piedra.
(Pequeños pueblos medievales)