El corazón del Valle del Baztán.
Amaiur tiene, sobre todo, dos vistas. Una desde arriba, desde el monumento que hoy recuerda que ahí estuvo el último castillo en caer a manos de Castilla. Desde ahí se aprecia un pueblo humilde, formado a lo largo de una carretera que une iglesia y ermita, muy del Camino de Santiago. La otra vista es desde abajo, desde el arco que da la bienvenida y desde donde se aprecia que la única calle está estéticamente mimada, con todas las casas uniformes y cuidadas para dar la misma sensación que daba siglos atrás.
A las espaldas del arco se levantan la iglesia y el molino, un centro de interpretación etnográfico del Valle que, además, es muy cuco.
Amaiur tiene, sobre todo, dos vistas. Una desde arriba, desde el monumento que hoy recuerda que ahí estuvo el último castillo en caer a manos de Castilla. Desde ahí se aprecia un pueblo humilde, formado a lo largo de una carretera que une iglesia y ermita, muy del Camino de Santiago. La otra vista es desde abajo, desde el arco que da la bienvenida y desde donde se aprecia que la única calle está estéticamente mimada, con todas las casas uniformes y cuidadas para dar la misma sensación que daba siglos atrás.
A las espaldas del arco se levantan la iglesia y el molino, un centro de interpretación etnográfico del Valle que, además, es muy cuco.
(Traveler)