Los mejores lugares para asomarse al Puente Nuevo de Ronda son los miradores de la Plaza de España y la calle de Ernest Hemingway, en la parte nueva, justo a la entrada del puente, santo y seña de esta ciudad malagueña junto a su plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería. Tuvo un primer intento de construcción en 1735, que se derrumbó seis años después, y un segundo, exitoso, en 1751, que finalizó en 1793 y dejó para la historia esta gran obra de sillares de piedra y 98 metros de altura, que une las dos mitades de un casco urbano partido por un Tajo y no es apta para quienes sufren vértigo.
(El País)