El trinquete tiene algunos aspectos básicos comunes con los restantes frontones:
Una pared frontal, llamada frontis, que es a donde los jugadores deben devolver la pelota en cada jugada. Esta pared posee una chapa metálica a 80 cm de su base que delimita la altura mínima por encima de la cual hay que devolver la pelota al frontis. Una segunda chapa metálica, a 8,5 metros del suelo marca el límite superior de la zona de devolución. El frontis suele tener una altura algo superior a esta segunda chapa, unos 10 metros aproximadamente. La anchura suele estar también en torno a los 10 metros.
Una pared de rebote situada en paralelo al frontis a cierta distancia que delimita la longitud de la cancha. Este muro suele ser de una altura inferior, en torno a los 5 o 6 metros.
Una pared izquierda que une el frontis con la pared de rebote, donde es válido que la pelota golpee durante el partido. También es de una altura inferior al frontis, en torno a los 5 o 6 metros.
Sin embargo a partir de ahí los trinquetes tienen notables diferencias respecto a las restantes canchas de pelota vasca:
Existe una pared derecha que une el frontis y la pared de rebote cerrando totalmente la cancha (de ahí el nombre que suelen recibir los trinquetes de cancha cerrada), quedando delimitada por cuatro paredes. Es lícito que la pelota golpee en dicha pared durante el juego, igual que suele ocurrir con la pared izquierda. En la actualidad las paredes derechas suelen ser de materiales translúcidos para permitir el seguimiento de los partidos a los espectadores.
El frontis se une con la pared derecha por una colocación de un plano vertical inclinado (un chaflán), llamado fraile en España y tambor o tambur en Argentina y tambul en Uruguay, que también es totalmente válido para el juego y que tiene la característica de modificar la trayectoria de la pelota. El fraile se considera como parte del frontis, es decir si un jugador devuelve la pelota al fraile se considera válida.
Una pared frontal, llamada frontis, que es a donde los jugadores deben devolver la pelota en cada jugada. Esta pared posee una chapa metálica a 80 cm de su base que delimita la altura mínima por encima de la cual hay que devolver la pelota al frontis. Una segunda chapa metálica, a 8,5 metros del suelo marca el límite superior de la zona de devolución. El frontis suele tener una altura algo superior a esta segunda chapa, unos 10 metros aproximadamente. La anchura suele estar también en torno a los 10 metros.
Una pared de rebote situada en paralelo al frontis a cierta distancia que delimita la longitud de la cancha. Este muro suele ser de una altura inferior, en torno a los 5 o 6 metros.
Una pared izquierda que une el frontis con la pared de rebote, donde es válido que la pelota golpee durante el partido. También es de una altura inferior al frontis, en torno a los 5 o 6 metros.
Sin embargo a partir de ahí los trinquetes tienen notables diferencias respecto a las restantes canchas de pelota vasca:
Existe una pared derecha que une el frontis y la pared de rebote cerrando totalmente la cancha (de ahí el nombre que suelen recibir los trinquetes de cancha cerrada), quedando delimitada por cuatro paredes. Es lícito que la pelota golpee en dicha pared durante el juego, igual que suele ocurrir con la pared izquierda. En la actualidad las paredes derechas suelen ser de materiales translúcidos para permitir el seguimiento de los partidos a los espectadores.
El frontis se une con la pared derecha por una colocación de un plano vertical inclinado (un chaflán), llamado fraile en España y tambor o tambur en Argentina y tambul en Uruguay, que también es totalmente válido para el juego y que tiene la característica de modificar la trayectoria de la pelota. El fraile se considera como parte del frontis, es decir si un jugador devuelve la pelota al fraile se considera válida.