Durante esta festividad, 8 mujeres solteras, recorren la localidad tocando las castañuelas durante dos días. Zapatillas, medias, enaguas y camisa, todo en blanco inmaculado forman la base del atuendo de las vecinales bailarinas. El color lo ponen una cinta rizado en el moño, las bandas que cruzan pecho y espalda y las vistosas faldas bordadas conocidas como guardapies de serrana. En el cinturón, llamado peto, llevan la inicial de la italiana en la parte central.
A pesar de este nombre, La Danza de las Italianas nada que ver con Italia, aunque algunas investigaciones la relacionaron con bailes cretenses, que habrían sido importados por soldados garganteños que hubieran estado en la isla de Creta. Etimológicamente deriva de la primitiva danza de las gitanas ó gitalianas, aunque se acabó perdiendo la primera letra.
La virginidad y pureza son los valores que se exaltan en esta danza, es como su nombre indica, típicamente femenino y de los más antiguos que se escenifican en España.
Fue en el año 1556 cuando se fundó la cofradía de la Virgen del Rosario. En documentos fechados en esa época, se hablaba ya de la hermosura de una danza bailada por jovencitas. Actualmente es la cofradía de la Virgen de la Visitación la que se encarga de organizar el baile. Los miembros de esta cofradía, se denominan mayordomos y cada año se preocupan de buscar ocho jóvenes solteras para enseñarlas este ancestral baile.
La representación de esta danza, no ha sufrido interrupciones en los últimos cinco siglos. Cuando el Rey Felipe III firmó en Valencia la Pragmática Ley 1603/5 de mayo, mediante la cual prohibía la representación de danzas en todo el territorio español, se exceptuaba de forma explícita la de las Italianas, por considerarla de índole religiosa.
Las bailarinas actúan tres veces durante las fiestas de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel el 1 y el 2 de julio y cada vez van con trajes distintos.
La noche de la víspera visten un refajo bordado de colores, una pañoleta y camisa blanca.
El día 2 después del toque de diana o alborada, van danzando por todo el pueblo, sustituyendo el refajo por una falda de vuelo plisada de color azul. Después de la misa y durante la procesión no paran de bailar, eso sí, no dando nunca la espalda a la Virgen y ataviadas con un traje todo blanco, enaguas, pañuelo al hombro y un ramillete de flores blancas como símbolo de su virginidad. A partir de entonces, es cuando pueden degustar las exquisitas roscas de Santa Isabel, hechas por las mujeres del pueblo.
Durante las fiestas hay orquestas, puestos ambulantes, y el rejoneo de toros al estilo verato.
A pesar de este nombre, La Danza de las Italianas nada que ver con Italia, aunque algunas investigaciones la relacionaron con bailes cretenses, que habrían sido importados por soldados garganteños que hubieran estado en la isla de Creta. Etimológicamente deriva de la primitiva danza de las gitanas ó gitalianas, aunque se acabó perdiendo la primera letra.
La virginidad y pureza son los valores que se exaltan en esta danza, es como su nombre indica, típicamente femenino y de los más antiguos que se escenifican en España.
Fue en el año 1556 cuando se fundó la cofradía de la Virgen del Rosario. En documentos fechados en esa época, se hablaba ya de la hermosura de una danza bailada por jovencitas. Actualmente es la cofradía de la Virgen de la Visitación la que se encarga de organizar el baile. Los miembros de esta cofradía, se denominan mayordomos y cada año se preocupan de buscar ocho jóvenes solteras para enseñarlas este ancestral baile.
La representación de esta danza, no ha sufrido interrupciones en los últimos cinco siglos. Cuando el Rey Felipe III firmó en Valencia la Pragmática Ley 1603/5 de mayo, mediante la cual prohibía la representación de danzas en todo el territorio español, se exceptuaba de forma explícita la de las Italianas, por considerarla de índole religiosa.
Las bailarinas actúan tres veces durante las fiestas de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel el 1 y el 2 de julio y cada vez van con trajes distintos.
La noche de la víspera visten un refajo bordado de colores, una pañoleta y camisa blanca.
El día 2 después del toque de diana o alborada, van danzando por todo el pueblo, sustituyendo el refajo por una falda de vuelo plisada de color azul. Después de la misa y durante la procesión no paran de bailar, eso sí, no dando nunca la espalda a la Virgen y ataviadas con un traje todo blanco, enaguas, pañuelo al hombro y un ramillete de flores blancas como símbolo de su virginidad. A partir de entonces, es cuando pueden degustar las exquisitas roscas de Santa Isabel, hechas por las mujeres del pueblo.
Durante las fiestas hay orquestas, puestos ambulantes, y el rejoneo de toros al estilo verato.