A 100 kilómetros al oeste de la capital soriana, y a 963 m de altitud, se encuentra Castillejo de Robledo, pueblo que pasa desapercibido desde la lejanía, porque, como sucede en la mayoría de las poblaciones de esta provincia castellana, sólo se muestra a los ojos del viajero a pocos metros de distancia.
Sobre los tejados árabes de sus casas, un castillo templario que domina el cerro superior, cuya subida se hace por un sendero que parte de la misma iglesia parroquial. La fortaleza, visitada con los rayos del atardecer, hace recordar al viajero la tenebrosa leyenda de la trágica muerte del caballero templario que cayó fulminado por un rayo –como castigo divino, según la iglesia católica– cuando, tras asesinar a un superior del convento del castillo, huyó a caballo en dirección al vecino pueblo de Valdanzo; aquel lugar produce todavía escalofríos, en donde, según los lugareños, durante los días de tormenta es fácil oír los lamentos del templario pidiendo clemencia desde el más allá.
Sobre los tejados árabes de sus casas, un castillo templario que domina el cerro superior, cuya subida se hace por un sendero que parte de la misma iglesia parroquial. La fortaleza, visitada con los rayos del atardecer, hace recordar al viajero la tenebrosa leyenda de la trágica muerte del caballero templario que cayó fulminado por un rayo –como castigo divino, según la iglesia católica– cuando, tras asesinar a un superior del convento del castillo, huyó a caballo en dirección al vecino pueblo de Valdanzo; aquel lugar produce todavía escalofríos, en donde, según los lugareños, durante los días de tormenta es fácil oír los lamentos del templario pidiendo clemencia desde el más allá.