Ohanes reverencia al toro ante San Marcos
Los astados van durante toda la procesión cerca del santo, sujetos con dos cuerdas amarradas de las astas y es tradición obligada que en ningún momento deben pasar de los dos mozos que llevan las banderolas delante de la imagen.
El toro antes que rito fue mito, tótem milenario del Mediterráneo, origen y fuste de culturas. El toro como espejo de virtudes primarias, de fuerza y de valor, rito pagano que de su sacrificio los hombres del campo dan contento a los dioses para fertilizar tierras y cosechas. Y en el paso del tiempo de su libertad fiera se hace rito cristianizándolo ocupando fechas señaladas del calendario.
Por eso todos los años en Ohanes, rememorando la tradición que partió en el siglo XV, centrando la jornada lúdica dominando las calles a las puertas del campo con la misma fuerza ancestral e irradiando la misma atracción visceral que durante milenios lleva a los hombres a desafiarle por instinto. Ohanes, donde el toro irrumpe en la vida del Santo y dobla las manos ante el ser superior.
La fiesta de San Marcos empieza a organizarse desde principios de mes y ya en todo el municipio se habla de este acontecimiento. Y en ello se acuerdan los toros a elegir y de cuándo se traerán. Dos días antes de la fiesta se hacen los roscos colaborando todo el pueblo, fundamentalmente los niños. Después de la misa, sale la procesión llevando la imagen del santo a hombros a recorrer las distintas calles del pueblo y a bendecir los campos desde varios puntos desde los que se domina gran parte de ellos en esta ocasión bajo la amenaza de la lluvia tan necesaria para enriquecer y dar vida a los campos.
Los toros van durante toda la procesión cerca del santo, sujetos con dos cuerdas amarradas de las astas y es tradición obligada que en ningún momento deben pasar de los dos mozos que llevan las banderolas delante de San Marcos. Detrás de la imagen es donde se sitúa la gente que no quiera correr delante de los bravos animales. A lo largo del recorrido de la procesión se hacen ocho reverencias al santo. La reverencia consiste en traer a cada toro delante de la imagen, agarrarlo fuertemente de los cuernos y obligarle a doblar las patas delante del santo; una vez conseguido esto, viene el momento de peligro para los "toreros" que lo están sujetando, ya que tienen que soltarlo para que se pueda levantar y a la vez procurar que no se escape. A lo largo del recorrido hay vecinos que ofrecen ponche a los sudorosos toreros.
Cuando la procesión llega de nuevo a la plaza, las campanas se ponen a repicar y antes de meter de nuevo la imagen en la Iglesia, se da una nueva bendición y se tira sobre el santo y los toros, que están amarrados delante de la Iglesia, una lluvia de claveles desde lo alto de la torre.
Una vez finalizada la procesión y retirados los toros de la plaza, se reparten los roscos y se terminará la fiesta de la mañana con un vaso de ponche ofrecido en la misma plaza y habas por doquier.
Fiesta única, muy popular, auténtica, ancestral, de las que gustan al gentío venido de todas las partes de la provincia. De las que la adrenalina del miedo hace tensar el ambiente en explosión de alegría y jolgorio. Impresionante la camaradería, el orden, la seguridad, el "buen rollo".
Convocatoria imprescindible para entender la esencia del rito de lo sagrado en maridaje con lo pagano en el dominio de la fiereza de los toros como entrega de veneración a San Marcos para que vele por todos.
¿Y si el toro es protestante? preguntaba un extranjero. ¡Cómo si es ateo, se arrodilla!
(DIARIO DE ALMERÍA: BENJAMÍN HERNÁNDEZ MONTANARI 30.04.2012 )
Los astados van durante toda la procesión cerca del santo, sujetos con dos cuerdas amarradas de las astas y es tradición obligada que en ningún momento deben pasar de los dos mozos que llevan las banderolas delante de la imagen.
El toro antes que rito fue mito, tótem milenario del Mediterráneo, origen y fuste de culturas. El toro como espejo de virtudes primarias, de fuerza y de valor, rito pagano que de su sacrificio los hombres del campo dan contento a los dioses para fertilizar tierras y cosechas. Y en el paso del tiempo de su libertad fiera se hace rito cristianizándolo ocupando fechas señaladas del calendario.
Por eso todos los años en Ohanes, rememorando la tradición que partió en el siglo XV, centrando la jornada lúdica dominando las calles a las puertas del campo con la misma fuerza ancestral e irradiando la misma atracción visceral que durante milenios lleva a los hombres a desafiarle por instinto. Ohanes, donde el toro irrumpe en la vida del Santo y dobla las manos ante el ser superior.
La fiesta de San Marcos empieza a organizarse desde principios de mes y ya en todo el municipio se habla de este acontecimiento. Y en ello se acuerdan los toros a elegir y de cuándo se traerán. Dos días antes de la fiesta se hacen los roscos colaborando todo el pueblo, fundamentalmente los niños. Después de la misa, sale la procesión llevando la imagen del santo a hombros a recorrer las distintas calles del pueblo y a bendecir los campos desde varios puntos desde los que se domina gran parte de ellos en esta ocasión bajo la amenaza de la lluvia tan necesaria para enriquecer y dar vida a los campos.
Los toros van durante toda la procesión cerca del santo, sujetos con dos cuerdas amarradas de las astas y es tradición obligada que en ningún momento deben pasar de los dos mozos que llevan las banderolas delante de San Marcos. Detrás de la imagen es donde se sitúa la gente que no quiera correr delante de los bravos animales. A lo largo del recorrido de la procesión se hacen ocho reverencias al santo. La reverencia consiste en traer a cada toro delante de la imagen, agarrarlo fuertemente de los cuernos y obligarle a doblar las patas delante del santo; una vez conseguido esto, viene el momento de peligro para los "toreros" que lo están sujetando, ya que tienen que soltarlo para que se pueda levantar y a la vez procurar que no se escape. A lo largo del recorrido hay vecinos que ofrecen ponche a los sudorosos toreros.
Cuando la procesión llega de nuevo a la plaza, las campanas se ponen a repicar y antes de meter de nuevo la imagen en la Iglesia, se da una nueva bendición y se tira sobre el santo y los toros, que están amarrados delante de la Iglesia, una lluvia de claveles desde lo alto de la torre.
Una vez finalizada la procesión y retirados los toros de la plaza, se reparten los roscos y se terminará la fiesta de la mañana con un vaso de ponche ofrecido en la misma plaza y habas por doquier.
Fiesta única, muy popular, auténtica, ancestral, de las que gustan al gentío venido de todas las partes de la provincia. De las que la adrenalina del miedo hace tensar el ambiente en explosión de alegría y jolgorio. Impresionante la camaradería, el orden, la seguridad, el "buen rollo".
Convocatoria imprescindible para entender la esencia del rito de lo sagrado en maridaje con lo pagano en el dominio de la fiereza de los toros como entrega de veneración a San Marcos para que vele por todos.
¿Y si el toro es protestante? preguntaba un extranjero. ¡Cómo si es ateo, se arrodilla!
(DIARIO DE ALMERÍA: BENJAMÍN HERNÁNDEZ MONTANARI 30.04.2012 )