Una curiosa y verídica historia relata que en una visita de la Reina Isabel a una huerta, encontrándose con un humilde labrador, éste le ofreció como un modesto presente, una manzana.
La reina gratamente sorprendida ante el gesto desinteresado del buen hombre, le invitó a pedirle cualquier merced que desee, respondiendo el labrador : "solamente agua para poder regar" ; La reina concedió el privilegio a estas tierras de ser regadas desde ese momento y en el futuro, cual fuere su destino en el tiempo. Dicha disposición se mantiene hasta nuestros días.
La reina gratamente sorprendida ante el gesto desinteresado del buen hombre, le invitó a pedirle cualquier merced que desee, respondiendo el labrador : "solamente agua para poder regar" ; La reina concedió el privilegio a estas tierras de ser regadas desde ese momento y en el futuro, cual fuere su destino en el tiempo. Dicha disposición se mantiene hasta nuestros días.