Según una antigua tradición, esta imagen fue venerada en Ecija hasta la dominación de los moros con el nombre de Nuestra Señora de los Remedios. En el 714, por no dejarla expuesta al dominio de los moros, los Capitanes Rogelio y Fadrique la cogieron y caminaron con ella hasta Arconada, junto a Carrión de los Condes donde en una capilla subterránea estuvo escondida hasta 1113, en que un labrador habiendo observado un gran resplandor, se acercó, vio a la Virgen, y el pueblo, en procesión solemne la llevó a la Iglesia y fue colocada en el altar mayor con el nombre de Nuestra Señora del Socorro.
Allí permaneció hasta el año 1219, que con motivo de exigir el Conde de Carrión D. Juan a los vasallos de Arconada contribuciones especiales y no pudiendo pagarlas, se refugiaron en la Iglesia. Habiendo puesto fuego, el Conde, a las puertas de la Iglesia, se salió Nuestra Señora por una ventana que miraba al oriente, a la vista de todos los que se hallaban en la Iglesia y como invitándoles a que hiciesen lo mismo.
A los tres días se apareció a un pastor llamado Marcos, en el Valle de las Fuentes del término de Ampudia a quien habló de esta manera: "Marcos, vuelve a la Villa, que el ganado que apacientas yo le cuidaré; di a los Eclesiásticos y Seglares que la habitan, cómo aquí he llegado, y que vengan por mi a este sitio donde me ves, que aquí quiero ser venerada y servida de los fieles".
Al pobre Marcos no le hicieron caso, por lo cual tuvo que volver una segunda vez, y ante el asombro de todos, él, ciego de un ojo, se presentó con la vista completa, razón más que suficiente para ser creído. Fue llevada solemnemente a la Parroquia hasta que se terminó de hacer el Santuario.
Noticioso de todo el Conde Don Juan, solicitó de los de Ampudia que le diesen la Sagrada Imagen y al negarse, les puso pleito ante el Señor Obispo de Palencia, que seguidos los trámites judiciales, sentencian que la Virgen sea restituida a Arconada. Dispuso el Conde una magnífica carroza tirada por tres pares de bueyes que reventaron al no poder mover la carroza con la Virgen. Esto ocurrió varias veces, lo cual fue interpretado como que la Virgen quería quedarse en Ampudia. Así se revocó en el cielo, la sentencia que se había dado en la tierra.
Hasta no hace muchos años, la capilla de la izquierda del Santuario, estuvo reservada en el día de la Fiesta para todos aquellos que de Arconada quisieran asistir.
Allí permaneció hasta el año 1219, que con motivo de exigir el Conde de Carrión D. Juan a los vasallos de Arconada contribuciones especiales y no pudiendo pagarlas, se refugiaron en la Iglesia. Habiendo puesto fuego, el Conde, a las puertas de la Iglesia, se salió Nuestra Señora por una ventana que miraba al oriente, a la vista de todos los que se hallaban en la Iglesia y como invitándoles a que hiciesen lo mismo.
A los tres días se apareció a un pastor llamado Marcos, en el Valle de las Fuentes del término de Ampudia a quien habló de esta manera: "Marcos, vuelve a la Villa, que el ganado que apacientas yo le cuidaré; di a los Eclesiásticos y Seglares que la habitan, cómo aquí he llegado, y que vengan por mi a este sitio donde me ves, que aquí quiero ser venerada y servida de los fieles".
Al pobre Marcos no le hicieron caso, por lo cual tuvo que volver una segunda vez, y ante el asombro de todos, él, ciego de un ojo, se presentó con la vista completa, razón más que suficiente para ser creído. Fue llevada solemnemente a la Parroquia hasta que se terminó de hacer el Santuario.
Noticioso de todo el Conde Don Juan, solicitó de los de Ampudia que le diesen la Sagrada Imagen y al negarse, les puso pleito ante el Señor Obispo de Palencia, que seguidos los trámites judiciales, sentencian que la Virgen sea restituida a Arconada. Dispuso el Conde una magnífica carroza tirada por tres pares de bueyes que reventaron al no poder mover la carroza con la Virgen. Esto ocurrió varias veces, lo cual fue interpretado como que la Virgen quería quedarse en Ampudia. Así se revocó en el cielo, la sentencia que se había dado en la tierra.
Hasta no hace muchos años, la capilla de la izquierda del Santuario, estuvo reservada en el día de la Fiesta para todos aquellos que de Arconada quisieran asistir.