Su verdadero nombre era Juan Carlos Argüello Garzo, más conocido por “El Muelle” por haber estampado su “firma artística” en paredes y todo tipo de superficies lisas que encontró en sus paseos nocturnos por Madrid. La rúbrica la llegó a registrar e incluso demandó al Ayuntamiento por plagio porque aparecía su “firma” en una viñeta del periódico municipal Villa de Madrid.
Su graffitti consistía en su firma con una rúbrica representando un muelle terminado en una punta de flecha.
En la década de los 80 no hubo pared que no llevara su “firma” en rotulador de punta gorda primero, y con pintura en spray posteriormente. Se convirtió en un “símbolo” para la juventud madrileña al que casi nadie llegó a conocer.
Tuvo muchísimos imitadores que competían entre sí pero el genuino grafitero madrileño ha sido y será “El Muelle”, nacido en el barrio de Campamento y muerto en 1995 a los 29 años de edad a causa de un cáncer. Se calcula que llegó a realizar más de medio millón de graffittis de los que prácticamente no ha perdurado ninguno, pero sí perdura en la memoria de toda una generación de la movida madrileña.