Cuenta la leyenda que en el año 880, un sábado al anochecer, unos pastorcillos vieron descender del cielo una gran luz, acompañada de una bella melodía, que se detenía a media altura de la montaña. La semana siguiente volvieron acompañados de sus padres y la visión se repitió.
Volvió a producirse el hecho durante varias semanas. Y acudieron a contemplarlo en compañía del párroco de Olesa de Montserrat.
Avisado del acontecimiento, se presento en el lugar el obispo de Manresa, quien decidió que debían subir a la zona donde se detenía la misteriosa luz.
Allí encontraron una cueva dentro de la cual se encontraba la imagen de Santa María con el niño. Decidió entonces que esta debía ser trasladada en procesión a la sede de Manresa.
Pero al intentar moverla esta empezó a volverse cada vez más pesada hasta el punto que no podían sostenerla ni con la ayuda de todos los presentes. Por lo que entendieron que era voluntad divina que aquella imagen fuera venerada en esa montaña y se construyo una ermita adosada a la cueva para ese fin.
(20 minutos)
Volvió a producirse el hecho durante varias semanas. Y acudieron a contemplarlo en compañía del párroco de Olesa de Montserrat.
Avisado del acontecimiento, se presento en el lugar el obispo de Manresa, quien decidió que debían subir a la zona donde se detenía la misteriosa luz.
Allí encontraron una cueva dentro de la cual se encontraba la imagen de Santa María con el niño. Decidió entonces que esta debía ser trasladada en procesión a la sede de Manresa.
Pero al intentar moverla esta empezó a volverse cada vez más pesada hasta el punto que no podían sostenerla ni con la ayuda de todos los presentes. Por lo que entendieron que era voluntad divina que aquella imagen fuera venerada en esa montaña y se construyo una ermita adosada a la cueva para ese fin.
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