La casa de Moncada tenía por escudo de armas ocho panes sobre campo de púrpura. El origen de este blasón nos lo refiere una tradición.
Tocaba ya a su término la conquista de Mallorca, en que tanto se había distinguido la familia de Moncada, muriendo dos de esta casa en la primera refriega contra los moros insulares. Don Jaime se había ya apoderado de la capital, y los pocos sarracenos que quedaban habíanse refugiado en las cuevas de Arta, a las que el monarca de la Corona de Aragón pusiera estrecho sitio. Dos días hacía ya que apenas tenía víveres el campamento de los cristianos, y sabedor D. Jaime de que había pan en la tienda de D. Hugo de Moneada, dirigióse a ella con D. Nuño Sánchez y más de cien caballeros.
Al ver el de Moncada la honra que merecía del rey, levantóse apresuradamente para recibirle, y enterado del motivo que allí guiara al monarca, cuenta la tradición que se quitó la capa de grana que llevaba puesta y la extendió en el suelo a guisa de mesa, colocando sobre ella los últimos ocho panes que le quedaban, los cuales ofreció caballerosamente al rey y a su comitiva, siendo tanto el milagro, dice la crónica, que de aquellos siete panes comieron hasta satisfacer su hambre D. Jaime y sus cien caballeros. En memoria de este hecho tomaron los Moncada por armas ocho panes de oro en campo de grana, abandonando las armas de Baviera que se supone habían usado hasta entonces por descender de aquellos duques.