No podemos faltar al conocido faro de la Plata de 1855, en el municipio de Pasaia. Puede que sea imposible aparcar por su alrededor, pero un paseo caminando hasta él resulta de lo más agradable. El faro presenta la apariencia de un castillo de tres plantas, elegante y moderno, con una fachada pintada de color blanco y con unos torreones grisáceos. Un gris plata que, como su nombre indica, acompaña lo que del lugar se dice, pues cuentan que, en aquellos días cuando el sol más refleja, desde el mar se aprecian unos ligeros destellos grises como la plata que parecen provenir de las rocas que sustentan el castillo. Una visión que debe de ser, sin duda, mágica. De hecho, muchos peregrinos del Camino de Santiago deciden desviar su ruta para no perderse las vistas desde la cima del acantilado que se enfrenta imponente contra las olas que en él rompen.
(Termómetro Turístico)
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