A manos de un arquitecto más trasgresor, esta estructura deja a un lado las típicas formas para las torres de los faros y apuesta por un triángulo de color blanco inmaculado, roto por el rojo ardiente de la franja que anida en lo alto.
Pero su encanto empieza mucho antes de apreciar el faro, porque para llegar hasta él toca atravesar la carretera que cruza el Parque Natural de Doñana y alcanzar la bonita playa de Matalascañas. Allí se alzan estos 20 metros de alto sobre el verde parque dunar de la zona. Toda una maravilla que podemos contemplar desde el paseo marítimo del Balcón del Atlántico, con el faro de fondo.
(Termómetro Turístico)
Pero su encanto empieza mucho antes de apreciar el faro, porque para llegar hasta él toca atravesar la carretera que cruza el Parque Natural de Doñana y alcanzar la bonita playa de Matalascañas. Allí se alzan estos 20 metros de alto sobre el verde parque dunar de la zona. Toda una maravilla que podemos contemplar desde el paseo marítimo del Balcón del Atlántico, con el faro de fondo.
(Termómetro Turístico)