La festividad para honrar a los difuntos sirvió para eliminar las fiestas paganas de los Celtas o de los pueblos germanos
El de hoy es un día atípico: un festivo en medio de la semana, con las calles semidesiertas salvo por las personas que cargan ramos de flores hacia los cementerios para honrar a sus difuntos. El 1 de noviembre, que en los últimos años ha ido viéndose eclipsado por las celebraciones previas de Samaín o 'Halloween', lleva fijado en el calendario como día festivo desde hace siglos. Pero, ¿cuál es el origen de este día reservado al duelo (y al descanso)
La proclamación oficial de esta festividad se remonta al año 835, cuando el papa Gregorio IV dio instrucciones para conmemorar a los muertos. El líder de la Iglesia habría escogido esta fecha para hacerla coincidir con el resto de fiestas similares de los pueblos germanos. El objetivo principal era, de esta forma, imponer el manto del cristianismo en estos territorios y comenzar a eliminar todas las celebraciones paganas.
Si bien fue ese año cuando el Día de Todos los Santos quedó fijado en toda la Iglesia, ya en los siglos anteriores existían fechas para recordar a los difuntos. La Iglesia Católica utilizó diversos días del calendario para hacerlo a partir de la Gran Persecución de Diocleciano, a principios del siglo IV. Eran tantos los mártires causados por el poder romano, que la Iglesia señaló un día común para todos ellos, fueran conocidos o desconocidos.
Finalmente fue Gregorio III quien reservó el 1 de noviembre en el siglo VIII para ello, como respuesta a la celebración pagana del Samaín o Año Nuevo Celta, que se celebra la noche del 31 de octubre. Gregorio IV fue el responsable de extender la festividad a toda la Iglesia en el siglo IX.
Menos conocido para los no practicantes (y, además, jornada laboral) es el Día de Fieles Difuntos, que no debe ser confundido con el de Todos los Santos y que tiene lugar un día después. También conocido como Día de los Muertos o de las Ánimas, el 2 de noviembre tiene como objetivo orar por los fieles que ya no siguen en la vida terrenal.
Las iglesias organizan este día las misas de réquiem, en las que se ruega por el alma de los muertos, a no ser que el día 2 de noviembre caiga en domingo, en cuyo caso no se pueden celebrar este tipo de ceremonias.
(Faro de Vigo)