La fuente monumental que preside la Plaza España es una de las imágenes emblemáticas de este punto de Barcelona. Cualquier ángulo de la plaza es bueno para observar un monumento de corte clásico y efecto impactante. Un grupo escultórico que da el pistoletazo de salida al paseo por la zona donde se celebró la Exposición Internacional de 1929.
Cuando se inauguró la Exposición Internacional de Barcelona la primavera de 1929, la fuente monumental que tenía que presidir la entrada al recinto no estaba todavía acabada. Las obras habían comenzado justo en enero del mismo año. Concebida por el arquitecto Josep Maria Jujol, un de los principales colaboradores de Gaudí, la fuente es una gran alegoría que rinde homenaje al agua. Ésta toma protagonismo en los diferentes conjuntos escultóricos que la decoran en un clásico estilo novecentista.
Para la ejecución de las esculturas, Jujol contó con la ayuda de artistas de renombre. Miquel Blay fue el encargado de hacer las esculturas principales que representan los tres mares de la península ibérica y los principales ríos que la riegan: el Ebro, el Tajo y el Guadalquivir. Los hermanos Osté diseñaron las figuras de las esquinas. Son la Abundancia, la Salud y la Navegación. Y el trabajo del pebetero superior fue obra de Frederic Llobet. El uso de materiales nobles como el mármol, el hierro forjado y el bronce, así como la considerable altura del monumento, de 33 metros, forman un conjunto realmente impactante. La llama que crepita en lo alto del pebetero de la fuente culmina la majestuosidad de esta gran obra.
(Visit Barcelona)