Es una fiesta de locos, o «locada», con trajes que proclaman la herencia tirolesa, ya que la danza fue traida (siglo XVI) por los colonos alemanes de Carlos III. Salen seis locos y una loquilla junto con escopeteros, «tocones» (tocan la guitarra, platillos, panderos y carrasquiña), banderín y capitan de espadas (quien da las ordenes). La «loquilla» para algunos es el Niño Jesús a quien protegen los bailadores. Se hacen paradas ante las casas de los locos y estos tocan castañuelas y llevan faldillas blancas y blusas del mismo color con cintas rojas cruzadas al pecho y espalda y pañuelo de colores anudado y joyas y abalorios.
A 40 km de Córdoba.