El Jardín Botánico del Puerto de la Cruz o de La Orotava nació en el siglo XVIII por deseo expreso de la Corona española de acercar a la Península ejemplares de las especies botánicas presentes en las colonias pertenecientes al país, lo que le convierte en el segundo en antigüedad entre los botánicos de España, por detrás del de Madrid. Por su situación geográfica, el clima del archipiélago canario, y en especial el de la isla de Tenerife, este emplazamiento se presentó como el más adecuado para la correcta adaptación de los ejemplares procedentes de los climas tropicales. Así, en 1792, el Jardín Botánico comienza a ser una realidad producto de un proyecto estudiado con mimo. Con el mismo esmero se trajeron semillas procedentes de América y se gestionó el abastecimiento de agua hasta poner en marcha un recinto de importancia vital para el ámbito nacional. Debido a la ausencia de un registro exhaustivo durante la primera época de vida del jardín, la edad exacta de algunos ejemplares no se ha podido determinar. No obstante, son especialmente relevantes algunas especies botánicas presentes como moráceas, gimkos, araucarias o el valioso muestrario de palmeras, que cuen ta con al menos 150 especies diferentes presentes en el recinto, de unos 20.000 metros cuadrados.
En la actualidad, el jardín está gestionado por el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias. Su finalidad primera es la protección y conservación de las especies que habitan el botánico, centrándose especialmente en los endemismos canarios y en las especies en peligro de extinción. A ello se suma un plan didáctico que el jardín aplica a los cientos de escolares que visitan cada año las instalaciones para hacerles partícipes de la labor de preservación por parte de los ciudadanos. Además, el recinto tiene una intensa actividad turística que ha llegado a registrar hasta 400.000 visitas anuales.
(20 minutos)
En la actualidad, el jardín está gestionado por el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias. Su finalidad primera es la protección y conservación de las especies que habitan el botánico, centrándose especialmente en los endemismos canarios y en las especies en peligro de extinción. A ello se suma un plan didáctico que el jardín aplica a los cientos de escolares que visitan cada año las instalaciones para hacerles partícipes de la labor de preservación por parte de los ciudadanos. Además, el recinto tiene una intensa actividad turística que ha llegado a registrar hasta 400.000 visitas anuales.
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