No hace mucho que os contaba la historia de Antonio Reverte. Hoy remato la jugada con la narración que se refiere a su cantada novia.
Reverte fue un torero de leyenda, por eso su vida pasó a los cantes y a las coplas. Una de esas coplas es aquella que dice:
La novia de Reverte
tiene un pañuelo
con cuatro picadores
Reverte en medio
La leyenda de la novia de Reverte tiene parte de verdad pero no toda la verdad
Resulta que la novia de Reverte, aquella del pañuelo con cuatro picadores en medio, existió en realidad y se llamaba Paola Di Monte, era una artista italiana de varietés (como se decía entonces) que murió varios años después en Barcelona, dijeron que de amor, porque Reverte se había casado. Esta mujer perdió su fortuna por seguir a Reverte a todas partes donde toreaba. Trabajó en Madrid, en el Teatro Musical y parece que salía a escena con un enorme corazón, que en el dorso tenía el retrato de Reverte. El público gritaba: ¡Reverte, Reverte! y entonces ella hacía un movimiento con el hombro y volvía el corazón del lado donde estaba el retrato del torero. El público le aplaudía entusiasmado.
Paola Di Monte murió pobre, en un hospital de Barcelona, llorando por Reverte.
Ella decían que le había costeado la cura de la cornada célebre, que le había dado un toro en Bayona y que le dejó medio cojo. También dijeron que le había regalado el primer automóvil que tuvo Reverte (fue el primer torero que tuvo coche) con pescante de landó y una cadena de las de bicicleta que a veces se salía por exceso de velocidad (unos quince kilómetros por hora).
Antes de Paola di Monte, Reverte tuvo otras novias, pero esa es otra historia.
Reverte fue un torero de leyenda, por eso su vida pasó a los cantes y a las coplas. Una de esas coplas es aquella que dice:
La novia de Reverte
tiene un pañuelo
con cuatro picadores
Reverte en medio
La leyenda de la novia de Reverte tiene parte de verdad pero no toda la verdad
Resulta que la novia de Reverte, aquella del pañuelo con cuatro picadores en medio, existió en realidad y se llamaba Paola Di Monte, era una artista italiana de varietés (como se decía entonces) que murió varios años después en Barcelona, dijeron que de amor, porque Reverte se había casado. Esta mujer perdió su fortuna por seguir a Reverte a todas partes donde toreaba. Trabajó en Madrid, en el Teatro Musical y parece que salía a escena con un enorme corazón, que en el dorso tenía el retrato de Reverte. El público gritaba: ¡Reverte, Reverte! y entonces ella hacía un movimiento con el hombro y volvía el corazón del lado donde estaba el retrato del torero. El público le aplaudía entusiasmado.
Paola Di Monte murió pobre, en un hospital de Barcelona, llorando por Reverte.
Ella decían que le había costeado la cura de la cornada célebre, que le había dado un toro en Bayona y que le dejó medio cojo. También dijeron que le había regalado el primer automóvil que tuvo Reverte (fue el primer torero que tuvo coche) con pescante de landó y una cadena de las de bicicleta que a veces se salía por exceso de velocidad (unos quince kilómetros por hora).
Antes de Paola di Monte, Reverte tuvo otras novias, pero esa es otra historia.