Hay quienes lo definen como el jardín tropical y subtropical más bello de Europa, y algo de cierto hay en ello. El Jardín Botánico Histórico de la Concepción, ubicado a cinco kilómetros del centro de Málaga, constituye la joya natural por excelencia de la ciudad y el lugar predilecto de cuantos desean sumergirse de lleno en una selva tropical sin salir del país.
Su historia se remonta a mediados del siglo XIX, fecha en la que la familia Loring, de afán viajero, abasteció la finca de especies botánicas procedentes de geografías de varios continentes, hecho que propició la insólita formación de un jardín exótico muy poco común en el clima europeo.
La calificación de Jardín Histórico Artístico la obtuvo en 1943 y, tras pasar a manos del Ayuntamiento de Málaga en la década de los noventa, se abrió al público. En la actualidad la finca completa posee 49 hectáreas de terreno que se dividen, casi a partes iguales, en un parque periurbano y en un jardín botánico histórico, y atesora 2.000 especies vegetales con ejemplares de más de 100 años, plantas tropicales, un centenar de especies diferentes de palmeras y una colección de plantas acuáticas difícil de ver en otro punto del país.
Por su enorme extensión se aconseja más de una visita, pero una buena forma de aproximarse a él es recorriendo el camino de Las joyas de la Concepción, que pasa por los puntos más significativos del jardín. En apenas hora y media se puede ver la que dice ser la especie de palmera de mayor grosor en el mundo, el Museo Loringiano –construido en estilo dórico–, un excelente mirador, pequeños estanques, puentes y cascadas que bien valen hacer un alto. Otra forma de disfrutarlo es siguiendo los pasos de la ruta Jardines temáticos, que lleva a conocer diferentes grupos de plantas especialmente significativas desde el punto de vista botánico, como colecciones de bambúes, flores de loto, plantas africanas y las llamadas plantas primitivas.
Y una bonita forma de dar la vuelta al globo sin salir de la Concepción es tomando el itinerario de La vuelta al mundo, que arranca en la zona del jardín que posee especies vegetales procedentes de América y finaliza en Oceanía, previo paso por África, Europa y Asia. Un recorrido perfecto para comprobar cómo ejemplares propios de climas muy diversos han podido adaptarse al microclima del Jardín de la Concepción, a varios grados menos de temperatura que el resto de la ciudad.
(20 minutos)
Su historia se remonta a mediados del siglo XIX, fecha en la que la familia Loring, de afán viajero, abasteció la finca de especies botánicas procedentes de geografías de varios continentes, hecho que propició la insólita formación de un jardín exótico muy poco común en el clima europeo.
La calificación de Jardín Histórico Artístico la obtuvo en 1943 y, tras pasar a manos del Ayuntamiento de Málaga en la década de los noventa, se abrió al público. En la actualidad la finca completa posee 49 hectáreas de terreno que se dividen, casi a partes iguales, en un parque periurbano y en un jardín botánico histórico, y atesora 2.000 especies vegetales con ejemplares de más de 100 años, plantas tropicales, un centenar de especies diferentes de palmeras y una colección de plantas acuáticas difícil de ver en otro punto del país.
Por su enorme extensión se aconseja más de una visita, pero una buena forma de aproximarse a él es recorriendo el camino de Las joyas de la Concepción, que pasa por los puntos más significativos del jardín. En apenas hora y media se puede ver la que dice ser la especie de palmera de mayor grosor en el mundo, el Museo Loringiano –construido en estilo dórico–, un excelente mirador, pequeños estanques, puentes y cascadas que bien valen hacer un alto. Otra forma de disfrutarlo es siguiendo los pasos de la ruta Jardines temáticos, que lleva a conocer diferentes grupos de plantas especialmente significativas desde el punto de vista botánico, como colecciones de bambúes, flores de loto, plantas africanas y las llamadas plantas primitivas.
Y una bonita forma de dar la vuelta al globo sin salir de la Concepción es tomando el itinerario de La vuelta al mundo, que arranca en la zona del jardín que posee especies vegetales procedentes de América y finaliza en Oceanía, previo paso por África, Europa y Asia. Un recorrido perfecto para comprobar cómo ejemplares propios de climas muy diversos han podido adaptarse al microclima del Jardín de la Concepción, a varios grados menos de temperatura que el resto de la ciudad.
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