Desde la calle de Toledoá Puerta Cerrada. Se conservan antecedentes de construcciones particulares desde 1781. Viene el nombre de las tiendas de latoneros que había en la calle.
Tradición.— Cuéntase de un oficial de latoneros que improvisaba con pasmosa facilidad, y noticioso de ello Felipe IV, se presentó en el taller, acompañado del conde duque. Avisado el Rey de quién era el improvisador, se dirigió á él exclamando:
¡Dícenme que vertéis perlas!
A lo que el operario contestó:
Sí, señor; mas son de cobre,
y como las vierte un pobre
nadie se baja a cogerlas.