Se halla en un culo de saco accesible por Zahara de los Atunes y la vigila una torre almenara reconvertida en faro.
Tal es la calidad de la arena que uno cae en el agotamiento al poco de pisarla. Sabían lo que se hacían los excombatientes de la II Guerra Mundial al elegirla. Ni deportes náuticos ni levante que importunen al bañista. Tampoco corrientes traicioneras.
Tal es la calidad de la arena que uno cae en el agotamiento al poco de pisarla. Sabían lo que se hacían los excombatientes de la II Guerra Mundial al elegirla. Ni deportes náuticos ni levante que importunen al bañista. Tampoco corrientes traicioneras.
(El País)