Cuenta la tradición que, con motivo de una peste que se desarrolló en Madrid durante el reinado de D. Juan II, los embajadores de las cortes extranjeras, para evitar el contagio, se incomunicaron con la población, aislándose en este sitio.
El de Túnez se retiró a una quinta que llamaban de San Pedro; el de Aragón, a la casa de campo de Santiago el Verde, y a otras inmediatas los de Navarra y de Francia. El campo que existía entre las residencias de unos y otros se llamó de los Embajadores, cuyo nombre llevó la calle que en su término hubo de abrirse años después.
El de Túnez se retiró a una quinta que llamaban de San Pedro; el de Aragón, a la casa de campo de Santiago el Verde, y a otras inmediatas los de Navarra y de Francia. El campo que existía entre las residencias de unos y otros se llamó de los Embajadores, cuyo nombre llevó la calle que en su término hubo de abrirse años después.