Juan Mingolla Gallardo, alias Pasos Largos (nacido en El Burgo el 4 de mayo de 1873 y fallecido en Sierra Blanquilla el 18 de marzo de 1934) fue un bandolero andaluz, considerado el último que actuó en la Serranía de Ronda.
El apodo Pasos Largos lo heredó de su padre que lo recibió por su peculiar forma de andar. Su natural carácter taciturno se acentuó durante el servicio militar que prestó en Cuba entre 1895 y 1898.
Al retornar a España recibió la noticia del fallecimiento de su hermano mayor, inmediatamente su hermano menor abandonó el hogar familiar para casarse y, en 1901, fallece su madre. La desmembración de su familia, de la que es un gran amante, convierte a Pasos Largos en una persona cada vez más huraña e introvertida, y comienza a dedicarse a la caza furtiva, pasando la mayor parte del día en la sierra.
Se aficionó también al juego lo que hace que, además de perder todo el dinero que conseguía, se involucrase constantemente en riñas y peleas.
Denunciado por el guarda de la finca El Chopo como cazador furtivo, fue detenido por la Guardia Civil y apaleado. Juan Mingolla decidió entonces vengarse y el 8 de mayo de 1916 tras localizar al hijo del denunciante le descargó dos balazos en la cabeza tras lo cual lo remató con la hoz que llevaba éste "para que no sufriese". Luego va a buscar al padre y con la misma hoz le dió muerte. La saña con la que perpetró los asesinatos deja constancia del odio y la ira que dominaban su personalidad.
Perseguido por la justicia huye y se refugia en una sierra que sus prácticas de caza furtiva hace que conozca a la perfección. Las cuevas de Clavelino, Lifa y Sopalmillos se convierten en sus refugios, y comienzan sus tropelías, hazañas y leyendas que lo presentan como un bandolero compasivo, noble y generoso.
Así se cuenta que en cierta ocasión sorprendió a dos guardias civiles a los que desarmó y dejó en libertad para que volvieran a Ronda y contaran lo sucedido. En el camino los alcanzó un muchacho y les devolvió de su parte las armas "para que sus jefes no los castigasen".
Su especialidad es el secuestro, destacando entre ellos el de Diego Villarejo, un rico propietario de Cuevas del Becerro, del que obtiene 10.000 reales. Pero al ser la víctima un personaje influyente en la provincia malagueña, el suceso llegó a oídos de las más altas esferas del país que convierten su busca y captura en una cuestión prioritaria, acentuada por el hecho de que sus necesidades pecuniarias, derivadas de su afición al juego, le hace extorsionar y chantajear a los hacendados rondeños entre los que se encuentra el propio alcalde de Ronda, Juan Peinado Vallejo.
El 14 de agosto de 1916 es traicionado por la mujer de un cabrero en cuya cabaña encontraba Pasos Largos refugio de forma habitual. La Guardia Civil entabla con el bandolero un cruce de disparos que lo alcanzan y lo dejan malherido a pesar de lo cual consigue huir cayendo por un barranco donde permanece inconsciente durante varias horas. Cuando recobra el conocimiento sólo puede dirigirse a Ronda, al Café Sibajas, en la calle principal de la ciudad, donde jugaba a menudo. Allí decide entregarse y cuando las fuerzas de la autoridad lo detienen cuentan que la gente que allí estaba lo vitorearon y arroparon. Pasos Largos es condenado a cadena perpetua cumpliendo condena en el penal de Figueras donde se agrava la tuberculosis que había contraído durante su estancia en Cuba. Trasladado en 1932 al presidio del Puerto de Santa María logra ese mismo año la libertad al otorgarle el gobierno republicano un indulto debido a su buena conducta y a su estado de salud.
Cuando vuelve a Ronda es Diego Villarejo, aquél hacendado al que secuestró, el que le ofrece trabajo como guarda en una de sus fincas. El trabajo le dura poco ya que la libertad en la sierra es lo que más ansía. Vuelve así a la caza furtiva y a cometer pequeños robos que lo llevan en varias ocasiones a la cárcel municipal.
Cierto día roba una escopeta en el cortijo de Lifa y vuelve, con más de sesenta años, a la vida de bandolero en la sierra hasta que, el 18 de marzo de 1934, la Guardia Civil recibe informes que sitúan a Pasos Largos en la cueva de Solpalmillo, situada en Sierra Blanquilla, en el corazón de la Sierra de las Nieves. Fuerzas de la benemérita de Arriate, Igualeja, Serrato, El Burgo, y Cuevas del Becerro lo sitian y le invitan a que se rinda o si no lo matarán a lo que él responde: "Pos máteme". El tiroteó termina con Pasos Largos muerto por dos disparos, uno en el vientre y otro en el pecho.
El apodo Pasos Largos lo heredó de su padre que lo recibió por su peculiar forma de andar. Su natural carácter taciturno se acentuó durante el servicio militar que prestó en Cuba entre 1895 y 1898.
Al retornar a España recibió la noticia del fallecimiento de su hermano mayor, inmediatamente su hermano menor abandonó el hogar familiar para casarse y, en 1901, fallece su madre. La desmembración de su familia, de la que es un gran amante, convierte a Pasos Largos en una persona cada vez más huraña e introvertida, y comienza a dedicarse a la caza furtiva, pasando la mayor parte del día en la sierra.
Se aficionó también al juego lo que hace que, además de perder todo el dinero que conseguía, se involucrase constantemente en riñas y peleas.
Denunciado por el guarda de la finca El Chopo como cazador furtivo, fue detenido por la Guardia Civil y apaleado. Juan Mingolla decidió entonces vengarse y el 8 de mayo de 1916 tras localizar al hijo del denunciante le descargó dos balazos en la cabeza tras lo cual lo remató con la hoz que llevaba éste "para que no sufriese". Luego va a buscar al padre y con la misma hoz le dió muerte. La saña con la que perpetró los asesinatos deja constancia del odio y la ira que dominaban su personalidad.
Perseguido por la justicia huye y se refugia en una sierra que sus prácticas de caza furtiva hace que conozca a la perfección. Las cuevas de Clavelino, Lifa y Sopalmillos se convierten en sus refugios, y comienzan sus tropelías, hazañas y leyendas que lo presentan como un bandolero compasivo, noble y generoso.
Así se cuenta que en cierta ocasión sorprendió a dos guardias civiles a los que desarmó y dejó en libertad para que volvieran a Ronda y contaran lo sucedido. En el camino los alcanzó un muchacho y les devolvió de su parte las armas "para que sus jefes no los castigasen".
Su especialidad es el secuestro, destacando entre ellos el de Diego Villarejo, un rico propietario de Cuevas del Becerro, del que obtiene 10.000 reales. Pero al ser la víctima un personaje influyente en la provincia malagueña, el suceso llegó a oídos de las más altas esferas del país que convierten su busca y captura en una cuestión prioritaria, acentuada por el hecho de que sus necesidades pecuniarias, derivadas de su afición al juego, le hace extorsionar y chantajear a los hacendados rondeños entre los que se encuentra el propio alcalde de Ronda, Juan Peinado Vallejo.
El 14 de agosto de 1916 es traicionado por la mujer de un cabrero en cuya cabaña encontraba Pasos Largos refugio de forma habitual. La Guardia Civil entabla con el bandolero un cruce de disparos que lo alcanzan y lo dejan malherido a pesar de lo cual consigue huir cayendo por un barranco donde permanece inconsciente durante varias horas. Cuando recobra el conocimiento sólo puede dirigirse a Ronda, al Café Sibajas, en la calle principal de la ciudad, donde jugaba a menudo. Allí decide entregarse y cuando las fuerzas de la autoridad lo detienen cuentan que la gente que allí estaba lo vitorearon y arroparon. Pasos Largos es condenado a cadena perpetua cumpliendo condena en el penal de Figueras donde se agrava la tuberculosis que había contraído durante su estancia en Cuba. Trasladado en 1932 al presidio del Puerto de Santa María logra ese mismo año la libertad al otorgarle el gobierno republicano un indulto debido a su buena conducta y a su estado de salud.
Cuando vuelve a Ronda es Diego Villarejo, aquél hacendado al que secuestró, el que le ofrece trabajo como guarda en una de sus fincas. El trabajo le dura poco ya que la libertad en la sierra es lo que más ansía. Vuelve así a la caza furtiva y a cometer pequeños robos que lo llevan en varias ocasiones a la cárcel municipal.
Cierto día roba una escopeta en el cortijo de Lifa y vuelve, con más de sesenta años, a la vida de bandolero en la sierra hasta que, el 18 de marzo de 1934, la Guardia Civil recibe informes que sitúan a Pasos Largos en la cueva de Solpalmillo, situada en Sierra Blanquilla, en el corazón de la Sierra de las Nieves. Fuerzas de la benemérita de Arriate, Igualeja, Serrato, El Burgo, y Cuevas del Becerro lo sitian y le invitan a que se rinda o si no lo matarán a lo que él responde: "Pos máteme". El tiroteó termina con Pasos Largos muerto por dos disparos, uno en el vientre y otro en el pecho.