La inclusión del románico del valle de Boí en el catálogo de la Unesco le ha dado un nuevo empujón a este turístico pueblo, enclavado a 1.500 metros de altitud.
La totalidad del valle, constituido como municipio, en tiempos del feudalismo formó parte de la baronía de Erill
y en el siglo XI se integró en el condado de Pallars. Dos siglos más tarde, Taüll alcanzó su época de esplendor y pese al aislamiento de la zona llegó a contar con cuatro iglesias, de las que aún siguen en pie dos, que por si solas justifican la visita de este encantador pueblo.
El primero que recibe al visitante es el templo de Sant Climent, con un estilizado campanario y un interior en el que destacan las bellísimas pinturas, cuyos originales se pueden ver en el Museo de Arte de Catalunya.
Un trayecto entre bonitas construcciones de piedra y pizarra conduce a lo alto del pueblo, presidido por la iglesia de Santa María, con tres ábsides y que también contó con pinturas murales. Cerca aún siguen en pie restos del templo de San Martín y la vieja ermita de Sant Quirç.
(Pequeños pueblos medievales)
La totalidad del valle, constituido como municipio, en tiempos del feudalismo formó parte de la baronía de Erill
y en el siglo XI se integró en el condado de Pallars. Dos siglos más tarde, Taüll alcanzó su época de esplendor y pese al aislamiento de la zona llegó a contar con cuatro iglesias, de las que aún siguen en pie dos, que por si solas justifican la visita de este encantador pueblo.
El primero que recibe al visitante es el templo de Sant Climent, con un estilizado campanario y un interior en el que destacan las bellísimas pinturas, cuyos originales se pueden ver en el Museo de Arte de Catalunya.
Un trayecto entre bonitas construcciones de piedra y pizarra conduce a lo alto del pueblo, presidido por la iglesia de Santa María, con tres ábsides y que también contó con pinturas murales. Cerca aún siguen en pie restos del templo de San Martín y la vieja ermita de Sant Quirç.
(Pequeños pueblos medievales)