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Channel: MIL Y UNA HISTORIAS
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La Vijanera - Silio

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De amanecida se empieza a escuchar como un sonido de pequeñas campanas que viene de lo lejos. El tintineo se extiende poco a poco por el valle y las montañas devuelven multiplicado el eco. Y de pronto, en medio de la niebla, van surgiendo unos extraños personajes que caminan en fila, visten pieles de carnero y llevan la cara tiznada de negro. Se trata de los «zarramacos», quienes con grandes cencerros a la espalda y largos palos en las manos intentan el viejo ritual de espantar a los espíritus. Luego van apareciendo muchos otros, cargados todos ellos de simbolismo. El «trapajón» viste un curioso traje hecho con panojas de maíz y la cara cubierta con una máscara; la «madama», es un joven disfrazado con adornadísimo traje blanco, que oculta bajo su falda un muñeco que muestra cada poco; la «pepona», es un personaje doble que simula ser una vieja cabalgando sobre un hombre; el «viejo» y la «vieja», cogidos del brazo, van vestidos con ropa vieja y llevan un cesto con aves de corral. Y quedan aún muchos otros «de los antiguos», como el «pasiego», el «danzarín», el «señorito», el «húngaro»,«gorilona»..., mezclados con algunos modernos que no significan nada y que pueden encontrarse en cualquier Carnaval.

Guerra y Paz
A continuación, todos juntos, se dirigen hacia el centro del pueblo, donde cada uno interpretará de nuevo su papel. Al final aparecerá el «oso» que es, junto con los «zarramacos», el eje central de la fiesta. Va dando zarpazos y revolviéndose contra el domador que le lleva sujeto e impide que se lance sobre los espectadores. La fiesta termina precisamente con su muerte.

Silio es el único lugar de Cantabria que conserva este antiguo rito de «la Vijanera» que hasta entrado el siglo XX se celebraba todavía en todos los valles cercanos. Cada pueblo tenía la suya propia y se encontraban en el límite de ellos, en lo que aún sigue denominándose la «raya». Entonces uno de los grupos preguntaba: «¿Queréis paz o queréis guerra?». Y si durante el año había habido algún problema, casi siempre por cuestión de tierras, el asunto solía terminar en fuertes enfrentamientos. Pero lo más corriente era que se unieran los personajes de ambas «vijaneras» y finalizaran el recorrido juntos. Para algunos investigadores la palabra «vijanera» proviene de «viejanera», o vieja de enero, y simbolizaba el paso de un año a otro. Por eso, alguno de los personajes representan un parto, con la aparición de un niño de trapo entre las ropas, o el cabalgar de un joven sobre una vieja. «La vijanera» de Silio es lo único que queda de aquellos antiguos rituales convertido ahora en fiesta.

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