Ya hemos hablado varias veces que en la tierra castellana se guardan ritos y tradiciones en el que el culto a los arboles y al fuego están más que presentes, y donde lo pagano se junta y se mezcla con las festividades cristianas.
Una de estos ritos, se desarrolla durante el periodo navideño y es el llamado "Nochebueno".
La festividad, casi eliminada por los tiempos modernos, el olvido y el nulo interes en la preservación de nuestra cultura, han hecho olvidar este elemento navideño que antes era muy común por nuestra geografía.
El Nochebueno, en sí, era un gran tocón de madera, que había sido seleccionado durante todo el año o durante una marcha al bosque para poderlo usar durante la Nochebuena, noche en el que se le ponía a fuego lento para que calentará la casa y a la familia en una noche tan importante. La festividad muchas veces en los hogares castellanos, giraba alrededor del Nochebueno.
Normalmente no se dejaba que el "Nochebueno" fuese consumido por el fuego, y antes de dejarlo quemar del todo, se le apagaba y se esperaba al día siguiente.
El día 25 por la mañana, se guardaba el tocón o las cenizas que habían sobrevivido como símbolo de protección, felicidad y buena suerte para la casa. Y en algunos lugares se tiraban las cenizas del Nochebueno al tejado para que cumpliera la función de proteger la casa de los rayos de los nublados o nubleros mitológicos cuando había tormenta.
En otros lugares de Castilla, cuando venían las tormentas de verano y los temidos granizos, ponían el tocón en la calle con la parte quemada derecha a la tormenta para que fuese a descargar a la montaña y no a la Vega.
La selección del Nochebueno, solía ser del mejor tocón que se viera en el bosque, y en algunos lugares se hacia con la mejor cepa seca de la viña, o un buen tronco de encina o de pino.
En algunos lugares, la lumbre del Nochebueno duraba desde el 24 de Diciembre hasta el día de Año Nuevo
(Descubre Castilla)
Una de estos ritos, se desarrolla durante el periodo navideño y es el llamado "Nochebueno".
La festividad, casi eliminada por los tiempos modernos, el olvido y el nulo interes en la preservación de nuestra cultura, han hecho olvidar este elemento navideño que antes era muy común por nuestra geografía.
El Nochebueno, en sí, era un gran tocón de madera, que había sido seleccionado durante todo el año o durante una marcha al bosque para poderlo usar durante la Nochebuena, noche en el que se le ponía a fuego lento para que calentará la casa y a la familia en una noche tan importante. La festividad muchas veces en los hogares castellanos, giraba alrededor del Nochebueno.
Normalmente no se dejaba que el "Nochebueno" fuese consumido por el fuego, y antes de dejarlo quemar del todo, se le apagaba y se esperaba al día siguiente.
El día 25 por la mañana, se guardaba el tocón o las cenizas que habían sobrevivido como símbolo de protección, felicidad y buena suerte para la casa. Y en algunos lugares se tiraban las cenizas del Nochebueno al tejado para que cumpliera la función de proteger la casa de los rayos de los nublados o nubleros mitológicos cuando había tormenta.
En otros lugares de Castilla, cuando venían las tormentas de verano y los temidos granizos, ponían el tocón en la calle con la parte quemada derecha a la tormenta para que fuese a descargar a la montaña y no a la Vega.
La selección del Nochebueno, solía ser del mejor tocón que se viera en el bosque, y en algunos lugares se hacia con la mejor cepa seca de la viña, o un buen tronco de encina o de pino.
En algunos lugares, la lumbre del Nochebueno duraba desde el 24 de Diciembre hasta el día de Año Nuevo
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