San Blas es uno de los santos más populares del santoral quizá porque es también de los más refraneros. A este santo de siempre se le ha relacionado con las cigüeñas y. sobre todo, con los males de garganta, debido a que uno de sus milagros fue, precisamente, curar a un niño atragantado por una raspa de pescado y como curiosidad diremos que se debía de tratar de una espina de besugo, ya que es el pescado que se suele consumir por esas fechas. Lo dice el refrán: "Por San Blas, besugo atrás".
Por San Blas suelen, así mismo salir los "botargas", esos personajes diablescos.
El día del Santo tiene lugar la procesión con la imagen de San Blas llevada a hombros hasta su ermita, donde se celebra la Misa. A la puerta, el «botarga», la máscara, vestido con traje rojo y amarillo, y gorro del mismo color, va pidiendo donativos a la gente. Antes de que la ceremonia religiosa termine, casi todo al mundo se ha apresurado a subir hasta un loma cercana y se ha armado con proyectiles, que últimamente y afortunadamente para la Máscara, son manzanas,
Una vez todo el mundo preparado, el joven que hace de Máscara inicia la ascensión a la carrera mientras desde arriba le insultan, le llaman de todo y le arrojan las manzanas. El solo tiene un gran escudo redondo llamado cobertera para protegerse. El apedreamiento termina cuando consigue llegar arriba.
Los orígenes de la fiesta se ignoran, pero puede que sea un ritual da sacrificio, un "apedreamiento" de todo lo malo, dal demonio que parece simbolizar la «Máscara».