La leyenda nos habla de un tiempo remoto, en el que un hombre gigante habitaba en el Valle Estrecho, en la zona de San Martín de los Herreros.
Aquel humano de extraordinarias dimensiones tenía una hija, que vivía con él y por la que sentía un gran amor. Un día, sin embargo, la hija conoció a un hombre y se enamoró de él. Poco tiempo después, los dos se marcharon juntos hacia el sur, por los caminos que conducen a La Valdavia. Cuando el padre tuvo conocimiento de lo que había sucedido sintió la más profunda de las tristezas. El gigante, al fin, se tumbó sobre la cordillera de La Peña y se sumió en un profundo sueño del que jamás despertó.
Cuenta la leyenda que todavía puede verse perfectamente la silueta del gigante desde pueblos como Pisón. La Peña Redonda es su barriga, mientras que la cabeza queda al Oeste, siguiendo la línea montañosa. En el lado opuesto, también pueden verse los pies de aquel desafortunado gigante.
(Narganes Quijano, F. y Román Ibáñez,W.: “Castrejón de la Peña. Historia y Tradiciones")
Aquel humano de extraordinarias dimensiones tenía una hija, que vivía con él y por la que sentía un gran amor. Un día, sin embargo, la hija conoció a un hombre y se enamoró de él. Poco tiempo después, los dos se marcharon juntos hacia el sur, por los caminos que conducen a La Valdavia. Cuando el padre tuvo conocimiento de lo que había sucedido sintió la más profunda de las tristezas. El gigante, al fin, se tumbó sobre la cordillera de La Peña y se sumió en un profundo sueño del que jamás despertó.
Cuenta la leyenda que todavía puede verse perfectamente la silueta del gigante desde pueblos como Pisón. La Peña Redonda es su barriga, mientras que la cabeza queda al Oeste, siguiendo la línea montañosa. En el lado opuesto, también pueden verse los pies de aquel desafortunado gigante.
(Narganes Quijano, F. y Román Ibáñez,W.: “Castrejón de la Peña. Historia y Tradiciones")