Similar a la Santa Compaña, la única diferencia es que en este caso no se trata de almas de muertos errantes sino de vivos. En dos hileras, marchan sosteniendo un ataúd. Según la leyenda, los que están más próximos al féretro van a morir pronto, mientras los que se encuentran en última instancia vivirán durante un periodo mayor.
(ABC Galicia)
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