Su silueta recuerda la de los palacetes franceses del XIX. Fue una gran estación internacional, un hotel de lujo, un nido de espías perfecto para una película. La inauguró Alfonso XIII el 18 de julio de 1928, y languideció durante años hasta el cierre de la línea en marzo de 1970. El hundimiento de un puente en el lado francés de la línea férrea que atravesaba los Pirineos y unía Francia con España fue la gota que colmó el vaso. Francia no reparó el daño, una prueba más del poco interés que había entonces para mantener la línea.
En los últimos años, el Gobierno de Aragón -nuevo propietario del inmueble- ha invertido para frenar su deterioro y evitar el hundimiento, mientras se planea su futuro. Se habla de un proyecto hotelero, cultural (un museo ferroviario) y, últimamente, de convertirla en un gran punto de unión de tres grandes estaciones de esquí del Pirineo aragonés -Candanchú, Astún y Formigal- a través de una red de once kilómetros de telesillas, telecabinas y remontes, con Canfranc como punto de partida.
(Grupo Europa Viajes)
En los últimos años, el Gobierno de Aragón -nuevo propietario del inmueble- ha invertido para frenar su deterioro y evitar el hundimiento, mientras se planea su futuro. Se habla de un proyecto hotelero, cultural (un museo ferroviario) y, últimamente, de convertirla en un gran punto de unión de tres grandes estaciones de esquí del Pirineo aragonés -Candanchú, Astún y Formigal- a través de una red de once kilómetros de telesillas, telecabinas y remontes, con Canfranc como punto de partida.
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