Amadeo, 74 años sirviendo caracoles |
En cada taberna se reunían los naturales de una población o provincia y también algunos gremios profesionales. En las mesitas de nogal de las tascas se pagaban los salarios, se contrataban obras, se firmaban contratos, se celebraban acontecimientos. Las tabernas fueron sedes de tertulias y de las peñas taurinas, gastronómicas y futboleras. Los buenos taberneros mantuvieron viva la gastronomía madrileña y supieron dar ánimos a los atribulados ciudadanos de la urbe. A menudo, detrás de cada tabernero ha habido un consejero, un asistente social o un sicólogo.
(El Madrid olvidado)