La Plaza de Joaquín del Piélago es un recinto, al extremo oeste de la población y en contacto con la carretera de Cabezón de la Sal, que parece corresponder a un antiguo espacio de intercambio situado al borde exterior del casco. Desde 1899, una magnífica fuente modernista de Eduardo María García Frutos da a este recinto una especial significatividad.
Su planta es angular, con el espacio principal abierto parcialmente hacía poniente a través del muro de la finca que lo limita, solución que se repite en su extensión hacia el el mediodía. La fachada norte consta de una alineación de buenas casas con los característicos corredores de madera y un torreón cuya tipología enlaza con la de los modelos montañeses medievales. En esta misma línea de calidad arquitectónica están los dos edificios decimonónicos de los laterales del sur y poniente mientras que el cerramiento oriental se presenta con una calidad menor.
Puede decirse que la plaza, como la villa, tienen el doble carácter urbano y rural que les dan, respectivamente, la estructuración general de las pequeñas e irregulares manzanas y la situación en el borde del casco de las aberturas hacia las huertas por encima de las tapias.
La superficie es casi horizontal; su zona centro, en torno al la fuente, se halla empedrada formando recuadros entre aceras de losetas de cemento, plantaciones de acacias, bancos y calzadas asfálticas.
(La plaza en la ciudad)
Su planta es angular, con el espacio principal abierto parcialmente hacía poniente a través del muro de la finca que lo limita, solución que se repite en su extensión hacia el el mediodía. La fachada norte consta de una alineación de buenas casas con los característicos corredores de madera y un torreón cuya tipología enlaza con la de los modelos montañeses medievales. En esta misma línea de calidad arquitectónica están los dos edificios decimonónicos de los laterales del sur y poniente mientras que el cerramiento oriental se presenta con una calidad menor.
Puede decirse que la plaza, como la villa, tienen el doble carácter urbano y rural que les dan, respectivamente, la estructuración general de las pequeñas e irregulares manzanas y la situación en el borde del casco de las aberturas hacia las huertas por encima de las tapias.
La superficie es casi horizontal; su zona centro, en torno al la fuente, se halla empedrada formando recuadros entre aceras de losetas de cemento, plantaciones de acacias, bancos y calzadas asfálticas.
(La plaza en la ciudad)