La Pedrera es la más importante contribución de Gaudí a la arquitectura civil de Barcelona, y su último trabajo antes de consagrarse por entero a la construcción de la Sagrada Familia.
Edificada entre 1906 y 1910, La Pedrera se apartó por completo de los postulados arquitectónicos vigentes en aquella época y a causa de ello tuvo que sufrir la ironía de los intelectuales barceloneses.
Gaudí diseñó esta casa de viviendas de ocho plantas en torno a dos patios circulares, incorporando al sótano el primer aparcamiento que se construyó en la ciudad. Los retorcidos balcones de forja, obra de Josep María Jujol, semejan algas sobre los ondulados muros de piedra blanca sin enfoscar. No existen paredes rectas en ningún punto de este edificio.
La familia Milá tenía un piso en la primera planta, de donde tomó el nombre esta casa. Las visitas guiadas que se organizan desde la planta baja incluyen el extraordinario tejado que, erizado de chimeneas y conducciones de aire, resulta tan amenazador que popularmente se le conoce con el sobrenombre de espantabruixas (espanta brujas).
Edificada entre 1906 y 1910, La Pedrera se apartó por completo de los postulados arquitectónicos vigentes en aquella época y a causa de ello tuvo que sufrir la ironía de los intelectuales barceloneses.
Gaudí diseñó esta casa de viviendas de ocho plantas en torno a dos patios circulares, incorporando al sótano el primer aparcamiento que se construyó en la ciudad. Los retorcidos balcones de forja, obra de Josep María Jujol, semejan algas sobre los ondulados muros de piedra blanca sin enfoscar. No existen paredes rectas en ningún punto de este edificio.
La familia Milá tenía un piso en la primera planta, de donde tomó el nombre esta casa. Las visitas guiadas que se organizan desde la planta baja incluyen el extraordinario tejado que, erizado de chimeneas y conducciones de aire, resulta tan amenazador que popularmente se le conoce con el sobrenombre de espantabruixas (espanta brujas).