El ajoblanco (escrito también a veces como ajo blanco) es una sopa fría muy popular de la cocina andaluza y extremeña.
Se compone de pan, almendras molidas (en tiempos de escasez, como en la posguerra, se usaba en ciertas zonas harina de habas secas), ajo, agua, aceite de oliva, sal y a veces vinagre. Se suele tomar acompañado de uvas o trocitos de melón.
Este plato pudo haber tenido su origen en la gastronomía romana, o, más probablemente en la gastronomía griega. Se disputan Aceuchal, Palomas y Puebla de la Reina la invención del ajoblanco, pero de lo que nadie duda es del origen humilde del plato.
Existe una salsa caliente parecida, llamada ajopollo.
Se compone de pan, almendras molidas (en tiempos de escasez, como en la posguerra, se usaba en ciertas zonas harina de habas secas), ajo, agua, aceite de oliva, sal y a veces vinagre. Se suele tomar acompañado de uvas o trocitos de melón.
Este plato pudo haber tenido su origen en la gastronomía romana, o, más probablemente en la gastronomía griega. Se disputan Aceuchal, Palomas y Puebla de la Reina la invención del ajoblanco, pero de lo que nadie duda es del origen humilde del plato.
Existe una salsa caliente parecida, llamada ajopollo.