Los tranvías urbanos de tracción animal utilizaban el ancho de vía normal, 1.445 mm, pero en 1901 se inauguró un tranvía eléctrico de vía métrica. Se trataba de una compañía de origen alemán, con tranvías construidos en Barcelona, que pronto se denominaron “cangrejos” debido a la decoración de color rojo de los mismos. En muchos tramos comunes los carriles de la vía estrecha se situaron en el interior de los de vía normal o compartiendo incluso uno de los carriles como ocurrió cuando la compañía de vía estrecha cayó en la órbita de la de vía normal y el tendido fue modificado a tres carriles, con un carril común.
La Compañía del Tranvía de Madrid (CTM), que implantó el primer tranvía de tracción animal, fue también la primera en incorporar la tracción eléctrica. Explotaba a finales del siglo XIX tres líneas e inauguró la tracción eléctrica el 3 de octubre de 1898 en dos de sus tres itinerarios, desde el barrio de Salamanca a la Puerta del Sol y de la Puerta del Sol al Hipódromo (ahora, plaza de San Juan de la Cruz) por la Castellana. En esas líneas, y progresivamente en el resto de su red, puso en servicio 55 coches eléctricos fabricados en Zaragoza y decorados en vistoso color amarillo, que provocó que se les conociera como los “canarios”.
La línea aérea y la fábrica de electricidad eran de origen inglés. La línea de contacto no estaba situada sobre el eje de la vía, sino lateralmente, el llamado sistema Dickinson.
En los años sucesivos toda la red se fue electrificando a cargo de la compañía belga que compró en el umbral del siglo XX la mayor parte de las compañías de tranvías urbanos de Madrid.
Entre 1900 y 1901 se pusieron en servicio 137 coches motores de fabricación belga decorados en color gris, los “grises”, así como 28 jardineras (tranvías abiertos) motoras construidas en Zaragoza.
Además se ponen en circulación un cierto número de jardineras no motoras para ser remolcadas por los coches cerrados. Muchos de estos remolques jardineras procedían de la reconversión efectuada en los tranvías de tracción animal.
El antecedente del primer tranvía en Madrid se sitúa en el año 1843, cuando se inició el servicio de transporte urbano con un ómnibus entre la Puerta de Toledo y la Glorieta de Bilbao. Se trataba de un carro de pasajeros cerrado y tirado por caballos o mulas que se había desarrollado en Francia dos décadas antes. A partir de ese momento se producen los primeros pasos para el desarrollo de un transporte urbano, que cuajó con éxito con el sistema tranviario.
A partir de 1860 se autorizaron varios estudios de tranvías urbanos, alguno suburbano como una línea de Madrid a Fuencarral y Chamartín e incluso interurbano (de Alpedrete a la Estación de Villalba). El siguiente paso en la aparición del tranvía en Madrid tuvo lugar a partir de 1863.
(Los tranvías de Madrid, 150 años de historia)
La Compañía del Tranvía de Madrid (CTM), que implantó el primer tranvía de tracción animal, fue también la primera en incorporar la tracción eléctrica. Explotaba a finales del siglo XIX tres líneas e inauguró la tracción eléctrica el 3 de octubre de 1898 en dos de sus tres itinerarios, desde el barrio de Salamanca a la Puerta del Sol y de la Puerta del Sol al Hipódromo (ahora, plaza de San Juan de la Cruz) por la Castellana. En esas líneas, y progresivamente en el resto de su red, puso en servicio 55 coches eléctricos fabricados en Zaragoza y decorados en vistoso color amarillo, que provocó que se les conociera como los “canarios”.
La línea aérea y la fábrica de electricidad eran de origen inglés. La línea de contacto no estaba situada sobre el eje de la vía, sino lateralmente, el llamado sistema Dickinson.
En los años sucesivos toda la red se fue electrificando a cargo de la compañía belga que compró en el umbral del siglo XX la mayor parte de las compañías de tranvías urbanos de Madrid.
Entre 1900 y 1901 se pusieron en servicio 137 coches motores de fabricación belga decorados en color gris, los “grises”, así como 28 jardineras (tranvías abiertos) motoras construidas en Zaragoza.
Además se ponen en circulación un cierto número de jardineras no motoras para ser remolcadas por los coches cerrados. Muchos de estos remolques jardineras procedían de la reconversión efectuada en los tranvías de tracción animal.
El antecedente del primer tranvía en Madrid se sitúa en el año 1843, cuando se inició el servicio de transporte urbano con un ómnibus entre la Puerta de Toledo y la Glorieta de Bilbao. Se trataba de un carro de pasajeros cerrado y tirado por caballos o mulas que se había desarrollado en Francia dos décadas antes. A partir de ese momento se producen los primeros pasos para el desarrollo de un transporte urbano, que cuajó con éxito con el sistema tranviario.
A partir de 1860 se autorizaron varios estudios de tranvías urbanos, alguno suburbano como una línea de Madrid a Fuencarral y Chamartín e incluso interurbano (de Alpedrete a la Estación de Villalba). El siguiente paso en la aparición del tranvía en Madrid tuvo lugar a partir de 1863.
(Los tranvías de Madrid, 150 años de historia)