María de Luna (hacia 1358 - 1406) fue reina consorte del Reino de Aragón por su matrimonio con Martín I de Aragón.
De entre las reinas consortes de Aragón, María de Luna merece un lugar aparte, por tratarse de un caso especial. La historiografía moderna la ha calificado con el título de "La Grande", justificado por su prudencia, altas dotes y las cualidades que tenía para gobernar.
Biografía
María era aragonesa de nacimiento, su familia pertenecía a la alta aristocracia aragonesa. Probablemente nació en Pedrola (Zaragoza), donde su padre tenía su residencia, aunque poseía señoríos por todo el reino. Sus padres fueron don Lope, primer conde de Luna, y Brianda d'Agout. Fue comprometida en matrimonio con el infante Martín, hijo de Pedro IV el Ceremonioso, cuando todavía no llegaba a los 8 años. En cuanto cumpliese los 8 años debería ser entregada a la reina Leonor, para que fuese educada en la Corte.
Su casamiento fue el domingo 13 de junio de 1372, en la Catedral de Santa Eulalia de Barcelona. De este matrimonio nacieron 4 hijos Martín, el primogénito, Jaime, Juan y Margarita; los 3 últimos murieron niños, Martín, rey de Sicilia, a la edad de 33 años.
Fue reina de Aragón, condesa de Luna, duquesa de Montblanc, señora de Bolea, Berbegal, Loarre, Vall de Uxo, Segorbe...
En 1396 ascienden al trono al morir Juan I El Cazador. Martín se encontraba en Sicilia, por lo que la nueva reina tuvo que actuar como Lugarteniente General ante las pretensiones al trono del conde de Foix y de la reina viuda Violante de Bar. En 1397, Martín I volvió de Sicilia e inmediatamente juro fueros siendo coronado en la Catedral de San Salvador de Zaragoza, realizándose los festejos en la Aljafería.
Fue una mujer noble, pues descendía de la casa de los Luna, caritativa y amante de la justicia, de profundas convicciones religiosas, sin llegar a la superstición, y aficionada a la música y a la lectura. Mujer elegante y austera, la pompa y frivolidad de la Corte no influyeron en esta mujer, que superaba a su marido en la capacidad de gobierno. Mujer cercana al pueblo, protegió siempre a los más desfavorecidos, ayudándoles económicamente, incluso les eximio de impuestos; defendió a los payeses de remensa, a las aljamas de moros y judíos de Calatayud y Daroca; intentó poner paz entre los clanes familiares que estaban asolando el reino, incluidos los de su propia familia; escribió varias cartas al Papa, Benedicto XIII, para abolir los malos usos catalanes que consideraba contrarios al derecho humano y divino...
Francesc Eiximenis le dedicó una obra suya: Scala Dei, que es un pequeño tratado sobre moral y teología, escrito en catalán quizás en 1399, con motivo de su coronación como reina (23 de abril), que pertenece al género de los devocionarios, muy comunes entre las clases altas en la Edad Media.
La reina María tuvo una precaria salud. Murió de un ataque de apoplejía en 1406 en Villarreal camino de sus tierras de Segorbe, cuando iba a reunirse con su esposo que se encontraba en Valencia.
En su testamento, redactado en 1404, donaba a los frailes franciscanos el monasterio de Sancti Spiritu que ella había promovido para ellos (a 10 km de Sagunto y 35 de Valencia), así como una renta de 5.000 sueldos valencianos que se cobrarían de las rentas de Almonacid, aumentada más tarde en 1.500 sueldos que debían destinarse para vestuario y manutención y 500 sueldos más a cobrar de las rentas de Paterna para reparaciones en el edificio.
(Wikipedia)
De entre las reinas consortes de Aragón, María de Luna merece un lugar aparte, por tratarse de un caso especial. La historiografía moderna la ha calificado con el título de "La Grande", justificado por su prudencia, altas dotes y las cualidades que tenía para gobernar.
Biografía
María era aragonesa de nacimiento, su familia pertenecía a la alta aristocracia aragonesa. Probablemente nació en Pedrola (Zaragoza), donde su padre tenía su residencia, aunque poseía señoríos por todo el reino. Sus padres fueron don Lope, primer conde de Luna, y Brianda d'Agout. Fue comprometida en matrimonio con el infante Martín, hijo de Pedro IV el Ceremonioso, cuando todavía no llegaba a los 8 años. En cuanto cumpliese los 8 años debería ser entregada a la reina Leonor, para que fuese educada en la Corte.
Su casamiento fue el domingo 13 de junio de 1372, en la Catedral de Santa Eulalia de Barcelona. De este matrimonio nacieron 4 hijos Martín, el primogénito, Jaime, Juan y Margarita; los 3 últimos murieron niños, Martín, rey de Sicilia, a la edad de 33 años.
Fue reina de Aragón, condesa de Luna, duquesa de Montblanc, señora de Bolea, Berbegal, Loarre, Vall de Uxo, Segorbe...
En 1396 ascienden al trono al morir Juan I El Cazador. Martín se encontraba en Sicilia, por lo que la nueva reina tuvo que actuar como Lugarteniente General ante las pretensiones al trono del conde de Foix y de la reina viuda Violante de Bar. En 1397, Martín I volvió de Sicilia e inmediatamente juro fueros siendo coronado en la Catedral de San Salvador de Zaragoza, realizándose los festejos en la Aljafería.
Fue una mujer noble, pues descendía de la casa de los Luna, caritativa y amante de la justicia, de profundas convicciones religiosas, sin llegar a la superstición, y aficionada a la música y a la lectura. Mujer elegante y austera, la pompa y frivolidad de la Corte no influyeron en esta mujer, que superaba a su marido en la capacidad de gobierno. Mujer cercana al pueblo, protegió siempre a los más desfavorecidos, ayudándoles económicamente, incluso les eximio de impuestos; defendió a los payeses de remensa, a las aljamas de moros y judíos de Calatayud y Daroca; intentó poner paz entre los clanes familiares que estaban asolando el reino, incluidos los de su propia familia; escribió varias cartas al Papa, Benedicto XIII, para abolir los malos usos catalanes que consideraba contrarios al derecho humano y divino...
Francesc Eiximenis le dedicó una obra suya: Scala Dei, que es un pequeño tratado sobre moral y teología, escrito en catalán quizás en 1399, con motivo de su coronación como reina (23 de abril), que pertenece al género de los devocionarios, muy comunes entre las clases altas en la Edad Media.
La reina María tuvo una precaria salud. Murió de un ataque de apoplejía en 1406 en Villarreal camino de sus tierras de Segorbe, cuando iba a reunirse con su esposo que se encontraba en Valencia.
En su testamento, redactado en 1404, donaba a los frailes franciscanos el monasterio de Sancti Spiritu que ella había promovido para ellos (a 10 km de Sagunto y 35 de Valencia), así como una renta de 5.000 sueldos valencianos que se cobrarían de las rentas de Almonacid, aumentada más tarde en 1.500 sueldos que debían destinarse para vestuario y manutención y 500 sueldos más a cobrar de las rentas de Paterna para reparaciones en el edificio.
(Wikipedia)